El Espejismo de la "Gloria Pasada": ¿Puede la Argentina de Milei Vivir de Recuerdos?

Vision de argentina de principios de 1900

La Tecnología, la Historia y la Desigualdad

No se puede vivir de glorias pasadas. Esta máxima, aplicable a la vida personal, es vital para una nación.
En el pasado, los conflictos bélicos mantenían cierta igualdad cuando la fuerza dependía exclusivamente del factor humano. Sin embargo, la irrupción de la tecnología en la guerra inclinó la balanza irreversiblemente. A finales del siglo XIX y principios del XX, Argentina pareció comprender esta dinámica y tomó una decisión estratégica: importar cerebros (científicos y maestros) para impulsar el desarrollo.
No obstante, la combinación de un vasto territorio inexplorado, una fuerza laboral inmensa, pero analfabeta y sin capacitación, creó un caldo de cultivo perfecto: el escenario ideal para que unos pocos acumularan riqueza mientras una gran mayoría trabajaba incansablemente para ellos.

El Error de Cálculo de las "Segundas Partes"

El presidente argentino, Javier Milei, basó gran parte de su plataforma política en la nostalgia de esta "época de oro" y la promesa de rememorarla.
El deseo de ciertos argentinos de volver a aquellas glorias es palpable, pero, como reza el adagio: las segundas partes no son buenas. El principal error de cálculo de esta visión es ignorar la evolución social. Hoy, hasta el ciudadano más reacio ha completado, al menos, el ciclo primario de educación. El conocimiento básico de sumar, restar y escribir ya no es un privilegio. La Argentina de hoy exige un replanteo que considere una población con herramientas, aunque sean mínimas, para discernir y cuestionar.

La Peligrosa Doctrina de la Deuda

La figura central en esta narrativa económica es Luis Caputo, ex empleado y broker de JP Morgan. Por segunda vez en la historia reciente, se ha instalado la peligrosa idea de que el secreto de la fortuna nacional reside en vivir de prestado: solicitar créditos, mantener un buen score crediticio y, supuestamente, prosperar sin la necesidad de ahorro ni esfuerzo productivo.
Pero esta estrategia tiene fecha de caducidad. Cuando un país, o una persona, pide un nuevo préstamo para pagar el anterior, la rueda se detiene. El ciudadano termina trabajando solo para cubrir intereses, viviendo en una bola de nervios y luchando por la mera supervivencia. Este modelo es diametralmente opuesto al adagio popular que sostiene que "la base de la fortuna es el ahorro".

Una Estrategia Personal para un Problema Nacional

La situación financiera personal de muchos argentinos se ha convertido en el espejo de la Nación. Recientemente, experimenté en carne propia la espiral de la deuda: problemas personales se tradujeron en una crisis económica, agotando ahorros y llevando a tomar créditos para cancelar créditos. Una verdadera bola de nieve financiera que amenazaba con arrastrarme.

¿Qué hacer? 

La única salida viable fue poner el pie en el freno. La estrategia fue simple y dolorosa:
 * Ajuste de gastos riguroso.
 * Pago de contado de consumos esenciales.
 * Pago del mínimo de las tarjetas —lo que traducido es intereses y gastos; en 5 meses había pagado lo mismo que el valor de la deuda y aún seguía debiendo lo mismo— y ahorro progresivo de cada peso sobrante hasta acumular el capital para la cancelación total.
No fue rápido, tomó meses de sacrificio, disciplina ("sangre de pato") y estrategia.

La Soberanía y el Camino del Sacrificio

Trabajar para pagar es el destino de la persona endeudada, y será el destino de Argentina.
La única manera de enderezar el rumbo, una vez que la actual administración presidencial concluya su mandato, será replicar esta fórmula de austeridad y disciplina. Se deberá contar los porotos (recursos) y establecer un nuevo planteamiento económico basado en la realidad, no en la fantasía. Mientras tanto, la tarea urgente es mitigar la pérdida de soberanía nacional que estas políticas de endeudamiento acelerado conllevan.




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