El Naufragio del Titanic es una de las Más Grandes Tragedias del Mar
EEn la noche del 14 al 15 de abril, ocurrió uno de los mayores dramas de la historia de la navegación. A medianoche se estrellaba contra un iceberg y se hundía el magnífico transatlántico inglés Titanic, que realizaba su primer viaje entre Liverpool y Nueva York. Llevaba a su bordo 2538 personas, de las cuales 903 eran tripulantes, 350 pasajeros de primera clase, 305 de segunda y 800 de tercera. En la nómina del pasaje abundaban los nombres de abolengo en el mundo de la banca y el comercio. El Titanic salió de Liverpool dotado de extraordinario lujo. Lo comandaba el capitán E. J. Smith, que había reclamado el honor de conducirlo en su primer viaje para retirarse a descansar.
La noche del 14, el pasaje de primera se había reunido en el lujoso comedor con capacidad para 500 personas. Se realizaba un baile de gala celebrando el éxito de La travesía. El tiempo era espléndido, con mar en calma y noche fría, iluminada por la luna. El Titanic avanzaba a más de 20 nudos por hora. El oficial de guardia vigilaba en el puente, frente a la inmensidad. Poco antes de medianoche, cuando el baile estaba en todo su apogeo, la Voz del serviola avisa. "Iceberg a estribor". En su tono se advierte la inquietud del peligro inminente. Pocos minutos después, ya los proyectores del transatlántico iluminaban de lleno a la montaña de hielo que se levantaba, amenazadora, a casi 300 metros sobre el nivel del mar. Están frente a frente los dos titanes: el de hielo y el de acero. La colisión es inminente. El oficial de guardia, al principio, no concede mayor importancia a la vecindad. Pero toma los telégrafos de máquinas y transmite la orden de dar marcha atrás a toda fuerza. ¡Es demasiado tarde!... El choque fue tremendo. El Titanic se estremeció y la montaña de hielo se
• Desplazamiento: 46.328 toneladas
• Coste: 1,5 millones de libras esterlinas
• Velocidad máxima: 24 nudos
• Botes salvavidas: 20 unidades
• Capacidad de botes: 1.178 personas
derrumbó materialmente sobre él. En ese momento el barco se encontraba a la altura del Cabo Race, en Terranova. La proa estaba destrozada y se percibía claramente el ruido inconfundible del agua que inundaba los compartimientos de ese sector.
Habían pasado apenas unos segundos cuando el capitán Smith, que acudió precipitadamente al puente, mandaba lanzar la señal "C.Q.D. (Venid enseguida, peligro)", y 10 minutos más tarde la clásica y dramática "S.O.S.". El Titanic estaba herido de muerte... Media hora después de la medianoche se escucha la orden perentoria: "¡Todo el mundo a cubierta!... Y de alistarse para tomar puesto en los botes de salvamento, cuatro de los cuales habían quedado destrozados en la colisión. Es el único momento de confusión. Los oficiales vigilaban enérgicamente para que las mujeres y los niños se ubicaran en las embarcaciones arriadas ya. Hay que ir deprisa. El tiempo apremia y los minutos perdidos pueden aumentar las consecuencias del siniestro. Una hora después, son más de 700 los pasajeros que se han embarcado en los botes; como la temperatura es muy baja, muchos de ellos morirán de frío en el barco Salvador. Se registran gestos heroicos, como el del telegrafista o los de algunos pasajeros que alientan a sus mujeres, ya en los botes, con la esperanza de un próximo encuentro en Nueva York. Todavía están a bordo 600 pasajeros además de los tripulantes. Unos intentan aún la construcción de balsas echando mano a todo lo que queda que sea susceptible de flotar; muchos se arrojan al agua helada y los más que se resignan a su suerte se agrupan alrededor del capitán Smith para hundirse con el Titanic. Cuando ya se hallan en el extremo de popa que emerge
cada vez más de la superficie, comienzan a corear el "Más cerca de ti, Dios mío", que la orquesta hace oír como una armoniosa despedida. Son los que van a morir en compañía de los tripulantes del vapor que se han quedado a bordo en cumplimiento de su deber. Son las 2.20 horas del día 15 de abril. El Titanic se deslizaba casi vertical hacia los abismos, mientras estallaban sus calderas al invadir el agua las cámaras. Apenas había transcurrido un cuarto de hora; la estación radiotelegráfica de Cabo Race, que había multiplicado angustiosamente sus llamadas para indicar a los buques la posición en que se hallaba el Titanic, solo dice: "No se oye al Titanic". Lacónico epitafio de uno de los dramas grandes de la historia de la navegación. Al llamado de los patéticos avisos, han acudido los vapores Carpathian, Baltic, Virginian, Parisian, Caronia y Olympic, este gemelo de la nave hundida. Cuando llegan al lugar del siniestro, el espectáculo es impresionante. En los botes, la gente aterrada se apiña y grita para que los recojan. Y comienza el salvamento. Con el correr de los días se conoció en todos sus detalles el saldo aterrador de la tragedia, en la que se perdió el más grande y lujoso barco de esa época, verdadero orgullo de la ingeniería naval británica. Medía 268 metros de eslora y desplazaba 46,382 toneladas. Pulgada tras pulgada, habían revisado los técnicos sus especiales cámaras de flotación que le acordaban una seguridad indiscutible. La nave había costado un millón 250,000 libras esterlinas y desarrollado una velocidad de 22 nudos por hora. De las 2358 personas que llevaba a bordo, solo lograron salvarse 723. Las 1635 restantes, de las cuales 903 pertenecían a la tripulación, murieron en el mar, casi todas a bordo del barco náufrago.
• Supervivientes: 706
• Fallecidos: 1.517
• Tripulación fallecida: 685
• Porcentaje de supervivencia: 31,6%
• Supervivientes mujeres: 74%
• Supervivientes hombres: 20%


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